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EDGAR POE.

gata y sus gatillos, dejándome en la imposibilidad de profundizar como deseaba esta cuestion por medio de esperiencias más repetidas. Al pasar la mano por el hueco de la válvula con una taza llena de agua para la gata, enredóseme la manga de la camisa en la hevilla que sujetaba la cesta y repentinamente se soltó, desapareciendo de mi vista de una manera tan abrupta é instantánea, que era imposible escamoteo más completo, aun suponiendo se hubieran evaporado en el aire la cesta y su contenido. Indudablemente no medió un décimo de segundo, entre soltarse y desaparecer la cesta, gata y gatillos.

Quedéme deseándoles un viaje feliz, pero naturalmente pensé que ni la madre ni los hijos podrian sobrevivir para contar su Odisea.

A las seis observé que mucha parte de la superficie visible de la tierra hácia el este, se hallaba sumergida en una sombra oscura que avanzaba sin cesar con gran rapidez, quedando la superficie total envuelta en las tinieblas de la noche, á las siete menos cinco minutos. Algunos segundos despues dejaron de herir al globo los rayos del sol poniente, y esta circunstancia que ya esperaba yo, no dejó sin embargo de producirme un gran placer. Sin duda alguna por la mañana podria contemplar al cuerpo luminoso cuando se alzara, muchas horas antes de que pudieran hacerlo los ciudadanos de Rotterdam, á pesar de que se encontraban más al este; de modo que de dia en dia y á medida que creciera