comprender jamás qué papel representa dicha inclinacion en el órden de las cosas humanas así temporales como eternas. Es innegable que la frenología y gran parte de las ciencias metafísicas han sido concebidas á priori. El hombre de la metafísica, de la lógica, pretende, mas bien que el de la inteligencia y la observacion, comprender los designios de Dios, — dictarle planes. Después de haber penetrado así á su placer las intenciones de Jehovah, con arreglo á dichas intenciones ha formado innumerables y caprichosos sistemas. En frenología, por ejemplo, hemos asentado, cosa por otro lado muy natural, que por designio de Dios debió comer el hombre. Después hemos señalado en el hombre un órgano de alimentabilidad, y este órgano es el estímulo por el cual obliga Dios al hombre á que, de grado ó por fuerza, coma. Hemos decidido en segundo lugar que voluntad de Dios era que el hombre perpetuase su especie, y acto continuo hemos descubierto un órgano de amatividad. Del mismo modo hemos encontrado la combatividad, la idealidad, la casualidad y la constructividad — y en suma, todos los órganos que representan ya una inclinacion, ya un sentimiento moral ó ya una facultad de intelijencia pura. En esta recoleccion de principios de la accion humána los Spurzheimistas no han hecho más que seguir en sustancia, con razon ó sin ella, en todo ó en parte, los pasos de sus predecesores; deduciendo y asentando cada cosa con arreglo al supuesto des-
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Apariencia