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Página:Historias extraordinarias (1887).pdf/140

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Edgardo Poe

castle (Castillo de Besop), añadiendo que podria conducirme, pero que aquello no era castillo ni posada, y si sólo una roca grande.

Ofrecile pagarle bien la molestia, y después de vacilar un poco consintió en acompañarme hasta el sitio.

Pronto divisamos la roca sin mucha dificultad, y habiendo despedido á mi guia comencé á examinar aquel paraje. El tal castillo reducíase á un conjunto irregular de picos y rocas, una de las cuales era tan notable por su altura como por su aislamiento y configuración casi artificial; trepé á la cima, y al llegar a ella vime algo apurado sobre lo que debería hacer.

Cuando reflexionaba sobre esto, mis miradas se fijaron en una estrecha saliente del lado oriental de la roca, como á una vara bajo el sitio donde me había colocado; esta saliente, proyectándose á unas diez y ocho pulgadas, apenas tenía más de un pie de anchura, y una especie de nicho socavado en el pico comunicábale tosca semejanza con las sillas de respaldo cóncavo usadas por nuestros antecesores. No dudé que aquella fuese la Silla del Diablo de que se hacía mención en el manuscrito, y parecióme que ya tenía todo el secreto del enigma.

Ya sabía yo que el buen cristal no podia significar otra cosa sino un anteojo de larga vista, pues rara vez emplean nuestros marinos esa palabra en otro sentido, y al punto comprendí que era preciso servirse en este lugar de un anteojo, colocándose en sitio determinado, sin admitir ninguna variación. Ahora bien, las frases cuarenta y un grados y trece minutos, y nordeste cuarto al norte, debian indicar la dirección que era preciso dar al anteojo; sobre esto no vacilé un instante; y muy preocupado por tales descubrimientos, corri á mi casa en busca de un anteojo y volví á la roca.

Deslizándome sobre la cornisa, eché de ver que no