EDGARDO FOE pensas; pero sólo se le dió una. El presidente tuvo deseos de ver al desconocido, y el editor del diario le presentó un joven de notable belleza, aunque con el traje destrozado y la levita abotonada hasta la barba; parecía por su aire un caballero, pero hubiérase dicho que tenía tanto orgullo como hambre. Kennedy se condujo bien, comenzando por presentar a Poe á un tal Tomás White, que fundaba en Richmond el Southern Literary Messenger (Mensajero Literario del Sur).
Mr. White era hombre audaz, pero sin ningún talento literario, y necesitaba un auxiliar; de modo que Poe se elevó de pronto, joven aún, pues sólo teníaaños, á la categoría de Director de una revista cuyo destino dependía completamente de él. Gracias al talento del poeta, la publicación prosperó, y el Mensajero Literario del Sur reconoció desde entonces que al «maldito excéntrico», que al borracho incorregible, debía toda su clientela y su fructuosa notoriedad. En aquella publicación vió la luz por primera vez la Aventura sin igual de cierto Hans Pfaall, y otros varios cuentos que nuestros lectores podrán ver sucesivamente. Durante cerca de dos años, Edgardo Poe asombró al público, por su maravilloso ardimiento, con una serie de composiciones de nuevo género y artículos criticos, cuya viveza y razonada severidad eran las más propias para llamar la atención. Aquellos artículos se referían á libros de toda especie; y la educación que el joven habia recibido no le sirvió de poco. Bueno será advertir que aquel considerable trabajo se hacía por quinientos duros al año.—«Inmediatamente, escribió Griswold (como queriendo decir: el imbécil se creia ya bastante rico), contrajo enlace con una joven tan encantadora como bondadosa y heroica.» Y añadia después con estilo sarcastico: «pero no tenia un cuarto.» Era una joven de Virginia, prima suya, de apellido Chem.