veces, ó por lo menos asi lo dicen, que el poeta tenia un capricho desagradable, cual era el de complacerse en hacer pensar bruscamente á sus amigos en la tierra, por efecto de un deplorable cinismo que demolía brutalmente su obra espiritual. Debe advertirse, por otra parte, que Poe no se miraba mucho en la elección de sus oyentes, y creo que el lector hallará sin trabajo en la historia otras inteligencias grandes y originales, para las que toda compañía era buena. Ciertos espiritus, solitarios en medio de la multitud, y que se complacen con el monólogo, nada tienen que hacer con la delicadeza en materia del público: es en suma una especie de fraternidad basada en el desprecio.
Es preciso hablar ahora de esa embriaguez del poeta, celebrada y censurada con tanta insistencia, que se podría llegar á creer que todos los escritores de los Estados Unidos, excepto Poe, eran angeles de sobriedad. Varias versiones son plausibles y ninguna excluye á las otras; pero ante todo debo observar que Willis y M.me Osgood, afirman que una pequeña cantidad de vino ó de licor bastaba para perturbar completamente la organización del poeta. Por otra parte, fácil es suponer que un hombre tan realmente solitario, tan infeliz, y que con frecuencia pudo considerar todo el sistema social como una paradoja y una impostura; un hombre que, acosado por una suerte despiadada, repetía a menudo que la sociedad no era sino una turba de miserables (Griswold es quien apunta esto, escandalizado como hombre que puede pensar la misma cosa, pero que no la dirá jamás), fácil es suponer, repito, que aquel poeta, lanzado desde niño en los azares de la vida libre, con el cerebro ocupado por un trabajo fatigoso y continuo, buscara á veces el olvido en el fondo de una botella. Rencores literarios, vértigos de lo infinito, pesares domésticos, insultos de la miseria; de todo esto, Poe huía, refugiándose en el fondo negro