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Página:Historias extraordinarias (1887).pdf/56

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Edgardo Poe

casa. Confirma en general el testimonio de Muset, y dice que tan pronto como penetraron se cerró la puerta para impedir el paso á la multitud, que se agolpaba muy numerosa á pesar de la hora. La voz aguda, según el testigo, era de italiano, y seguramente no pertenecía á un francés; no podría determinar á punto fijo si seria de mujer, pero tal vez lo fuera. El testigo no está familiarizado con la lengua italiana, ni le fué posible distinguir las palabras; mas á juzgar por la entonación, no le cabe duda que el individuo era italiano. Añade que conoció á la señora Espanaye y á su hija, con las cuales hablaba á menudo, por lo cual está cierto que la voz aguda no era de ninguna de las victimas.

»Odenheimer, fondista: se ha ofrecido espontáneamente como testigo; no habla francés, y se le ha interrogado por conducto de un intérprete. Es natural de Amsterdam. Pasaba por delante de la casa en el momento de oirse los gritos, que duraron algunos minutos, tal vez diez; eran prolongados, muy fuertes y espantosos, gritos de verdadera angustia. Odenheimer es uno de los que penetraron en la casa, y confirma el testimonio anterior, excepto un solo punto: está seguro que la voz aguda era de hombre, de francés; mas no ha podido distinguir las palabras articuladas. Se hablaba alto y de prisa, con tono desigual, que expresaba el temor y la cólera á la vez. La voz era áspera más bien que aguda, y repitió varias veces: maldito, diablo, y una vez: ¡Dios mio!

»Julio Mignaud, banquero de la Casa Mignaud é hijo, en la calle Deloraine. Dice que la señora Espanaye tenía alguna fortuna, habiéndole abierto un crédito en su casa ocho años antes, en la primavera. Con frecuencia depositó en caja reducidas sumas, y no la devolvió un cuarto hasta tres dias antes de su muerte; había ido personalmente á pedir una suma de cuatro