perdido el equilibrio cayendo desde su barquilla, sin la intervencion de una especie de pasamano ó balaustrada puesta en el borde circular, que llegándole á la altura del pecho, estaba unida y sujeta á las ouerdas del globo. El hombrecillo tenia un cuerpo tan voluminoso, que sobrepujaba en estrañeza de proporciones á la mas atrevida oaricatura, dando al conjunto de su persona una esfericidad, por no decir rotundidez, singularmente absurda. Naturalmente era imposible verle los piés, pero las manos eran monstruosamente gruesas; los cabellos entre canos, atados en la nuca á manera de coleta ; la nariz, verdadero prodigio en longitud, corva y amoratada ; los ojos rasgados, vivos y penetrantes ; la barba y las mejillas, no obstante las arrugas de que se hallaban surcadas por la vejez, eran anchas y carno-
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Apariencia