ciente para quitarme cualquier temor de que el hecho se repitiese.
Seguia subiendo con muoha rapidez, y el barómetro me indicaba estar á una altura do nueve millas y media. Empecé á tener mucha dificultad para respirar; la cabeza me hacia sufrir tambien mucho, y como sintiese 6.
hacia un rato humedad en las megillas, descubri que era sangre que me salia de los Umpanos por las orejas: los ojos tambien me producian no poca inquietud, pues al pasar por ellos la mano sentí que los tenia muy abultados y como propendiendo á salir de sus órbitas, presentándoseme todos los objetos contenidos en la barquilla'y el globo mismo, bajo formas monstruosas y falsas. Estos sintomas escedian á los que yo esperaba , y me alarmaron algo. En tal situaoion cometi sin relexion la imprudencia de arrojar fuera de la barquilla tres podazos de lastre de cinco