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Página:JM Gorriti Panoramas de la vida 1.djvu/185

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PEREGRINACIONES 185

El cacique le arrojó su venablo y la tendió muerta á sus piés.

Entónces, estrechando entre sus brazos el cuerpo inanimado de Inés, lanzóse en medio al incendio, y se perdió entre los torbellinos de fuego que hicieron luego de aquella hermosa villa una inmensa hoguera, cuyas llamas devoraron los bosques circunvecinos en una grande estension.

Desde entonces la Cangallé es un monton de ruinas solitarias durante el dia: pobladas en la noche, de fantasmas.

El alma de Uladina vaga entre los escombros, llamando á Rumalí con lúgubres aullidos. Los ojos llameantes de la india buscan todavia á la jóven cristiana que la robó el amor del cacique.

—Misericordia !—exclamé yo, abrazándome de mi hermano—Y tú querías que durmiéramos en aquel paraje!

—Si tal acontece, la niña no habría podido contar el cuento—observó sentenciosamente el viejo —Mas de una jóven que se ha acercado á esas ruinas, ha sido devorada.

—Por algun tigre—replicó mi hermano—Estás chocheando, Veron. Apura tu vaso y véte ádormir. Y tú, chica, has otro tanto y no temas, que aquí está mi rifle, exorcismo poderoso contra las almas en pena.