232 PANORAMAS DE LA VIDA
subprefecto hube de aceptar su invitacion para bailar con él la primera cuadrilla, ejecutada por una arpa y dos violines.
Componíanla los empleados de la subprefectura, y varias preciosas jóvenes, entre las que una llamó mi atencion no solo por su belleza, sino por una estrema semejanza con alguien que yo no recordaba.
—¿ Quién es ésta hermosa niña de la cabellera suelta y sembrada de rosas?—pregunté á la esposa del subprefecto.
—Cómo!—respondió esta—¿no reconoce V. á Catalina ?
—Mi sirvienta !—exclamé, asombrada.
Oh, si—replicó ella—Aquí nos hallamos muy léjos de los centros civilizados, para imponernos sus preocupaciones; y vivimos bajo un sistema de igualdad patriarcal, dando á nuestros criados su porcion en nuestros goces, como parte integrante de la familia.
¿Ve V. aquella buena moza del vestido mordoré ? Es nuestra cocinera. Ha dejado en un remanso del rio los tisnes del fogon; y engalanada con esa rama de madre-selva que la perfuma y embellece, entrégase al placer de la danza, sin que nada en
ella haga sospechar que hoy se ha ocupado en freir ajos y cebollas.