JUEZ Y VERDUGO 275
estos pensamientos y amar á Inés, su presencia entre Enrique y yo pesa en mi corazon cual un funesto ensueño . ...
Rosa, en este momento, y en tanto que de Inés te hablo, el ruido de la puerta del salon ha llegado á mi oido, aunque esta vez, leve como el paso de la brisa ....
Es ella!
Apagué mi lámpara y abriendo la ventana he tendido una mirada en torno.
La noche, aunque sin luna, tiene esa claridad ténue y diáfana que derraman las estrellas.
Primero, nada ví, sino los grandes grupos de árboles, negros como fantasmas; mas pasado el deslumbramiento producido en mis ojos por la luz artificial, divisé una forma blanca, deslizándose álo lejos bajo. los troncos de un olivar. Era Inés.
Qué vá á buscar, así sola, ella, desconocida en estos parages, y entre los peligros de la noche ?
Este misterio me aterra como una amenaza á... . al honor de Enrique, desde luego; y á pesar del miedo que me causa la idea solo de mi empresa, voy á realizarla. Quiero seguir á Inés y develar Su SECTOÍO. o... ooo ooo. oo...