JUEZ Y VERDUGO 301
formada para la dicha, y que el dolor sea su verdadero elemento?
Vivimos envueltos en una atmósfera luminosa que nos deslumbra, y nada percibimos mas allá el uno del otro. Ah! si se pudiera vivir siempre así!
Ay! nó, por desgracia! Hé ahí que el propietario de la vecina hacienda ha invitado 4 Enrique para una cacería de leopardos. Mi padre debe organizar la batida, y mañana, víspera de nuestra marcha á Islay, partirán estos señores al amanecer para emplear el dia entero en seguir la pista, alcanzar y matar media docena de estas fieras, que vagan por la noche en torno á los rebaños.
Doce horas sin verlo! Una eternidad !
Inés, que desde ayer ha comenzado la fantástica romería de la hija de Jephte, acaba de llegar trayendo un tesoro de flores silvestres, en guirnaldas, collares, brazaletes, pendientes y lazos.
—Te debo una indemnizacion—me ha dicho, poniendo sus manos sobre mis hombros, y mirándome con sus bellos ojos medios cerrados.
—Indemnizacion de qué?—la he preguntado.
—Toma! de estos tres dias de retardo que robo ú los abrazos de Rosa.
—La mejor indemnizacion que puedes ofrecerme, es quedarte conmigo mañana que estaré sola hasta la noche.