326 PANORAMAS DE LA VIDA
discrecion deseaba conocer el estilo amoroso— epístolas de aquella aturdida; tenia en mis manos la carta; hallábame sola. Breve: abrí aquella misiva.
«Qué decepcion ! Era del banquero de mi hermano, y le hablaba del alza y baja de los fondos.
«No me atrevo á confesar este pecadillo, que espero redimirás tú, dando á la estafeta de Paris la carta en cuestion, que te envío bajo una cubierta enteramente igual á la anterior.
«Tengo para tí dos pajecitos negros que harán furor en Paris.—Adios. »
Inés no quiso confiar á nadie esta carta ; llévola al correo, y cuando la hubo arrojado en el buzon, la misma hechicera sonrisa entreabrió sus rosados lábios.
IV El canto del Cisne
Desde ese dia Inés volvióse para Aura mas tierna y solícita que nunca. Visitábala todos los dias, y la colmaba de caricias y atenciones.
Aura se hallaba abrumada de remordimientos ; pero cuando quería devolver aquellas caricias sentíase el corazon frio y el labio mudo.
Corría á acusarse á Rosa; pero ésta al escuchar