338 PANORAMAS DE LA VIDA
VII
Mas allá de la muerte
—Jesus! en el principal están penando !
—Ah! lo has oído tú, tambien! Y me llamaban visionario, cuando te dije que habia visto la otra noche un bulto negro atravesar el salon.
—Anoche estaban llorando en el cuarto de la señorita.
—Como no, si el señor se empeña en tenerlo todo cerrado. Aunque no fuera sino para sacudir. Cuando la niña vuelva encontrará un quintal de polvo en cada mueble.
—Sacudir? No entrara yo allí ni aunque lo mandara el papa. Yo no quiero caerme muerto.
Asi hablaban una noche, en la cocina, los criados del coronel.
Huachalla callaba. Él sabía qué alma en pena era la que lloraba. Rosa habia guardado siempre la llave del oratorio; y, con asombro el viejo soldado, en vez de esperar tranquila el regreso de su amiga, venia todas las noches enlutada y llorosa á vagar gimiendo en su desierta morada.