EL POZO DEI, YOCCI 383
habitan, y no han dejado en él un solo sentimiento Sano... ..
—Mentira ! ¿Y el que nos une ?
Juana llevó á sus lábios la mano de la jóven.
—Ahora querida! . . . . Sí, en ese oasis fresco y apacible donde gusta refujiarse mi alma en las borrascas que la devastan. Ah! cuán grato me habria sido vagar contigo oculta en esos apartados valles, de los que se cuentan estrañas concejas. ¿Por qué fatalidad te encuentro de regreso? ¿No fuiste en busca de aquel viejo empírico que debia restituir la salud á la madre?
La jóven palideció.
—No es un empírico—dijo con voz profundamente conmovida—es un génio misterioso, que oculto en un cuerpo informe, conoce el pasado y lee en el porvenir. Vive en un antro, sobre el borde de un precipicio, acompañado solo de una águila que tiene allí su nido.
Un grupo de coposos molles oculta la entrada de ese retiro agreste, donde se llega costeando horribles despeñaderos.
Cuando, llevando apoyada en mis hombros á mi madre, entré en aquella caverna, la escena que se presentó á mis ojos me pareció el desvarío de un sueño; y me fué necesario pulsar los latidos de mi corazon para persuadirme de la realidad.