178 PANORAMAS DE LA VIDA
lengua estraña, compuesta de sonidos agrestes como los rumores de una selva.
Al costear el grupo, descubrí á pesar del embozo, rostros pintados con el tinte rojo y negro de los navajoes. Aquellos hombres eran salvajes disfrazados.
En el centro del corro, y hablando con vehemente ademan un hombre de elevada estatura cautivaba la atencion de los rostros tatuados, que vueltos á él, y haciéndole círculo, escuchábanlo con muestras de entusiasmo y sumision.
El sombrero y el serape ocultaban su rostro; pero no tuve necesidad de verlo para reconocer al fatídico personaje que atemorizaba á Estela, al hombre color de cobre. Aun mas: en las facciones de este y las de sus compañeros noté una sorprendente afinidad de raza. Los ojos que relampagueaban á la sombra de los negros arabescos del tatuage, tenian el mismo resplandor bravío y siniestro de aquellos ojos que habian fascinado á Estela; igualmente agudos y separados eran los dientes que blanqueaban entre aquellas bocas contraidas por la atencion dada á ese hombre queles hablaba en su bárbaro idioma, con la rapidez y soltura de la lengua materna.
Ayer, pasando del Atlántico al Pacífico unido á una falange de aventureros; hoy entre elegantes