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232 PANORAMAS DE LA VIDA

Yo escuchaba aterrado. Enel baúl que encerraba las ropas de Estela se hallaban nuestras letras de cámbio; y en mi saco de noche una gran cantidad de gruesas pepas de oro que yo habia separado para llevarlasíá mi madre.

Mi espanto” creció cuando obtenido el permiso, Estela volviéndose á un marinero que estaba allí cerca le rogó fuera á tomarlos en el camarote.

Traidos á cubierta el saco y el baúl, Estela buscó en su bolsillo y encontró con gran trabajo las llaves de uno y otro. Luego, en presencia del capitan y de sus compañeros, á quienesprocuraba mantener allí cerca; abrió y vació el saco y el baúl, y estendió las ropas, que en efecto estaban todas mojadas. Estela les habia arrojado toda la provision de agua que halló en el camarote.

El oro y las letras habian desaparecido!

Yo estaba absorto. Estela sin desconcertarse exhalaba mil esclamaciones de dolor á la vista de cada una de sus prendas; rizaba entre sus dedos las blondas ajadas por el agua, y me preguntaba con voz lamentable si en la vida, podria volver á comprar lo que aquella perversa oleada le habia inutilizado.

Aquella astucia nos salvó.

Estela, con la curiosidad inquieta de lasmugeres para registrarlo todo, habia reconocido su antiguo camarote en un hueco, especie de escondite, formado por