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256 PANORAMAS DE LA VIDA
¿No es verdad que mi fantástico sueño y la presencia de ese cadáver emparedado fueron una estraña coincidencia?
Sin embargo las jóvenes, aunque se preciaban de espíritus fuertes, estrecharon sus sillas mirando con terror las ondulaciones que el viento imprimia á las cortinas del salon.
—Pues que de coincidencias se trata —dijo—el canónigo B.—hé aquí una no menos extraordinaria.
FIN DEL EMPAREDADO