IMPRESIONES DEL. DOS DE MAYO 309
—Ese cañon no es ni del castillo ni de la bahia: es de afuera—dijo el derrotado jugador, que como viejo marino, entendia de ello.
Y añadió levantándose y tomando su sombrero: — señores, Órdenes para el Callao.
La escuadra española ha llegado.
En efecto, pocos instantes despues, dos, diez, veinte personas vinieron á darnos el mismo aviso que acababa de traer un tren extraordinario.
Imposible sería escribir el mágico efecto que produjo esta noticia, cayendo de repente sobre aquel nido de molicie. Dos horas despues, los hombres, jóvenes, viejos y niños, habian desaparecido y se hallaban en el Callao, pidiendo sitio en las baterias. Las madres desoladas corrian en pos de sus hijos, para abrazarlos todavia antes del combate, y las niñas, palpitantes á la vez de zozobra y de entusiasmo, se apresuraban á llegará Lima, ansiosas de ver á sus novios con el brillante uniforme de bomberos.
En fin, al anochecer de ese dia, Chorrillos estaba solitario, y por sus calles desiertas vagaban solo cuadrillas de perros, disputándose los restos de los interrumpidos festines.
Lima era ahora el foco de una inmensa ajitacion.
En los colegios y en los conventos se limpiaba y. forjaban armas; los salones se habian convertido en boticas, donde las manos mas bellas preparaban hilas