IMPRESIONES DEI. DOS DE MAYO 311
Por dicha divisé el grupo de sombreros blancos de Jas hermanas de caridad, con quienes debia ir al Callao; me reuní á ellas, y ocupamos solas un wagon, entre los bomberos franceses y los italianos.
Las brillantes cimeras de los unos recordaban los
compañeros de Godofredo; el perfil académico de los otros á los de César.
En el momento de partir, una bella jóven se asió á la portezuela de nuestro wagon, suplicando con voz angustiosa que le dieran un asiento.
Las hermanas se compadecieron de ella y la hicieron entrar. Era la esposa del capitan Salcedo * que mandaba un cañon en la torre de la Merced.
La pobre niña iba cargada de dulces y fiambres, para regalar á su marido, y su gracioso rostro brilló de contento al tomar asiento á nuestro lado.
En fin, la campana toca los seis tañidos de marcha. Una aclamacion inmensa ahogó el silbido del pito, y el pesado equipaje se deslizó majestuoso entre dos muros compactos de los que nos saludaban con gozo y envidia.
Y el camino huia detras de nosotros, con las casas y los huertos; y Baquíjano con su cementerio pasaron como una vision; y el Callao con su bahia, y mas allá la escuadra enemiga, nos aparecieron acercándose
“1. Este valiente chileno fué muerto en la explosior
juuta con el bravo Galvez. >