—Y yó los zapatitos de raso blanco, que codicié en las vidrieras del Gallo.
—Estas niñias son capaces de empobrecer á Goyeneche!
—¡Te espanta esa bagatela!—observé la matrona. —¿Qué piden las pobrecitas? trapos que llevan hasta las hijas de los sacristanes.
—Papá, creo que vienes regañando por lo que vas á comprar. Calla y recuerda que hoy es dia de san Gaston.
—Y ademas, nos has dado tu palabra: palabra de rey. . . ó de coronel, que es lo mismo.
—Ah! si el cajero fiscal oyera estos propósitos, habia de tapiar la puerta de la Tesorería.
—Elvira, mira á Zenen, que va á entrar donde Gravard.
—¿Quién piensa en ese tonto? repara en estas lindísimas castañas!
Las graciosas casquivanas entraron al deseado almacen, y yo he venido á dar á usted esta pequeña muestra de la ingratitud mujeril.
—Gracias a Dios, hace tiempo, que yo digo como madama Geofroid—quand j'étais femme.