ESCENAS DE LIMA 361
Bellavista, que se asienta entre el bullicioso ferro-carril, y el callado cementerio; La Magdalena, oculto como un nido en la fronda de los vergeles; Matalechuza, la de los exóticos huertos ; Miraflores, con sus alamedas de pinos y sus orientales palmeras; El Barranco, trozo del Eden, suspendido á pico sobre las rocas del océano; Borja, Piedraliza, Bocanegra y otros.
Así enumeraban en una velada, esos parajes floridos, asilo de solaz en los calurosos dias del verano.
—Mamá, tengo una idea. ¿Me permites expresarla? —dijo la mas linda de las hijas de la casa.
—¡Veamos! Una idea de Manuelita es siempre original.
—;¡ Tanto mejor! Héla aquí: mañana es mi cumpleaños, y. . ..
Un jóven.—¡Mañana! Yo creia que era el viérnes.
—Ese dia me bautizaron. . . .Oh! que importuna es una interrupcion! Mañana es mi cumpleaños; y tú, como de costumbre, me obsequiarás doscientos soles, sin contar banquete y soireé, ¿no es esto?
—Sí, y creo que este año no tendrás queja de mí.
—Pues bien, mamá mia, quiero ahorrarte esos gastos, y con mis doscientos soles organizar una