42 PANORAMAS DE LA VIDA
hubosabido, se indignó contra el arriero, y me aseguró que no se apartaría de mí hasta que éste llegase. En vano le supliqué no me afligiera retardando por causa mia la rapidez de su viaje: nada quiso oir, y fuerza me fué aceptar á pesar mio.
Sujetó el brioso andar de su caballo al paso tardo del mio, cansado y flaco, y se abandoñó á un millar de preguntas, que habrian sido indiscretas, si no fueran todas en mi propio interés. Todo lo indagó, menos mi nombre: circunstancia que aumentó mi estimación por aquel protector desconocido.
Cuando se hubo informado de cuanto me concernia, entró espontaneamente en la relacion de lo que ¡e era personal. Me habló de Valparaiso, su residencia; de las gentes de Lima que allí habia conocido, y finalmente de su viaje á Cochabamba, donde lo llevaba un objeto de supremo interés para él.
Subrayo estas palabras para espresar de algun modo el sentimiento íntimo, religioso con que fueron
pronunciadas, y que me hicieron adivinar un amor profundo en aquel noble y hermoso corazon.
Bajamos á un parage donde el camino cortaba el cauce de un manantial de límpida corriente. Mi compañero adivinando mi sed, desmontó para ofrecerme un vaso de agua.
Recordé entónces el oráculo de la chulpa, y como ya habia hablado de ello al jóven, al darle las gracias,