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XI
El Cerceris tuberculata.

Entusiasmado por la memoria en que León Dufour, el venerable maestro, nos cuenta la historia de un Cerceris que, para alimento de sus larvas, dispone bajo tierra esportillas de Buprestis, espié la ocasión de presenciar a mi vez los trabajos de los Cerceris, y acabé por encontrarla. No es éste, en verdad, el verdadero cazador de Buprestis, sino otro de mayor tamaño conocido por los entomólogos con el nombre de Cerceris tuberculata o Cerceris major.

La segunda quincena de septiembre es la época en que nuestro himenóptero cavador abre sus madrigueras y entierra en sus profundidades la víctima destinada a sus larvas. El sitio del domicilio, escogido siempre con discernimiento, está sometido a estas misteriosas leyes, tan variables de una especie a otra, pero inmutables para una misma especie. El Cerceris de L. Dufour necesita un suelo horizontal comprimido y compacto, el de una avenida, por ejemplo, a fin de hacer imposible los desprendimientos y deformaciones que arruinarían su galería a la primera lluvia. En cambio, el nuestro necesita un suelo vertical. Con esta ligera modificación arquitectónica evita casi todos los peligros que podrían amenazar su galería; por tal razón, se muestra poco exigente