Página:Julio César (1921).djvu/55

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
49
CASCA

Un romano.

CASIO

Por vuestra voz, sois Casca.

CASCA

Tenéis buen oído. ¡Qué noche, Casio!

CASIO

Una noche muy grata para los hombres de bien.

CASCA

¿Quién ha visto jamás un cielo tan airado?

CASIO

¡Los que saben lo llena de delitos que está la tierra! Por mi parte, he vagado por las calles, arrostrando la noche peligrosa. Y desceñido como me veis, Casca, he expuesto mi pecho a las centellas, y cuando el azulado relámpago oblicuo parecía desgarrar el seno del cielo, yo mismo me ofrecí como su blanco y bajo su fuerte estallido.

CASCA

Pero ¿por qué tentáis tanto a los cielos? Es propio del hombre temblar y estremecerse cuando

 Julio Cesar
4