mente trizado por un bosque de lanzas agudísimas, los aplausos y gritos confundiéndose en una materia ¡nsoportablemente grosera y rezumante pero llena a su vez de cierta grandeza . (p. 59)” impulso ■nal. Cuando se enderezó (. . .) el espacio era un vidrio instantánea- que es el niño cornudo según Graves” y el toro-°-° ( pues ésta es una de las formas animales en que se manifestaba el dios) y una referencia a su rivalidad con el músico Orfeo, -el Maestro- que, por otra parte, en algunas versiones del mito es matado por las Ménadesï‘. Luego, la descripción nos muestra cómo el escenario musical del teatro Corona se entreabre y se produce un desplaza- miento a otra esfera, donde encontramos los espacios agrestes en los que, en muchas variantes, se desata el delirio místico de las Bacantes, zona que, funcionando paralelamente a la de los acontecimientos narrados, podría leerse como aquello que sirve de sustento y proporciona la grandeza que el espectá- culo grosero del teatro Corona no posee. Pero además, podemos decir que la ruptura se establece en el cuento de Julio Cortázar, porque ese delirio místico -equivalente a los episodios de las Ménades de la historia tradicional- se transforma en una experiencia que viven personajes que tienen poco o nada que ver con los que se construyen en torno de las variantes míticas y, fundamentalmente, porque lo mítico aparece homo- logado en el relato a una manifestación cultural que es fuertemente degradada por la posición de la enunciación. El texto retoma un material muy trabajado como unidad narrativa en el canon occidental -piénsese en Las Bacantes de Eurípides- y no sólo no lo respeta y lo introduce fragmentariamente, sino que sobre todo Io hace funcionar en un ámbito que además de doméstico, rutinario y convencional, carece de jerarquí a literaria. Es decir, el texto pone en juego un contraste irónico, pues tanto desde el título, como por las alusiones, motivos y restos del mito que se entretejen en los eventos ■ccionalizados, se equiparan y se sitúan a un mismo nivel esos materiales de alta jerarquía estetica en Ia tradición occidental y el episodio musical narrado, con escasa o nula jerarquía artística, destinado a las masas y donde la cultura sufre una invasión-asimiIa- ción destructora y es devorada en un acto casi de canibalismo: ...cuando estuve a su lado vi que [la mujer vestida de rojo] se pasaba la lengua por los labios que 23 Al principio de la cita puede pensarse que aparece una alusión a Dioniso
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