particulares. Lo que toma entre sus dedos es para achata■o, estirarlo, deformarlo; por eso véis que de un clavo es capaz de hacer una espada, de una escoba úna cruz”? más palurdo, son a menudo el recipiente en que terminan sus exaltaciones fouIes(1895) había realizado un estudio minucioso de esas muchedumbres que “llegan rápidamente a lo extremo”, y cuya descripción interesó profundamente a Freud, quien dedicó un capítulo a Ia obra de Le Bon en Psicología de las masas?’ (1920). También Ortega y Gasset, cuyos escritos y conferencias tuvieron extraor- dinaria aceptación en la Argentina desde 1916, se ocupó del tema en La rebelión de las masas (1927). Para Ortega la cultura era una combinación del clásico cultivo de lo espiritual junto a una ética del esfuerzo y del autocontrol, y la rebelión de las masas equivalía a “la invasión vertical de los bárbaros"‘°. Sin a■rmar cuál de estos textos pudo haber integrado la biblioteca de Cortázar, si es que esto ocurrió en algún caso, lo cierto es que la discusión sobre las multitudes constituye una tradición en la cultura argentina, alimentada por diversos préstamos y adaptaciones a las situaciones históricas, y toda la constelación de signi■cados sobre el tema puede ser pensado por lo tanto como parte de las condiciones de producción de “Las ménades" y de otros relatos. Ramos Mejía tomó sus ideas de Gustave Le Bon, que en Psychologie de Los derechos dela penumbra y el silencio tercer orden, los paseos que son gratis, las iglesias (...), las cal/es las plazas, los asi/os, los hospitales, los circos y los mercados”. (Las multitudes argentinas) “Como son tantos, todo lo inundan: los teatros de segundo y narrador de “La banda", cuya contextualización social y política es mucho más inmediata que en “Las ménades”: la acción de “La banda” transcurre en 1947 y las apreciaciones del narrador sobre el mal gusto son fuertemente clasistas: “Señoras preponderantemente obesas se diseminaban enla platea, y al igual 34 Una muchedumbre de mujeres provoca indignación y "náuseas" (B,85) al
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