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XII
INTRODUCCIÓN

mente la muerte, peleando el uno contra el otro al pie de los muros de Thebas. El tirano Creonte, que les ha sucedido en el trono, ordena por edicto público que se concedan los debidos fúnebres honores á los manes de Eteocles, y que quede insepulto el cadáver de Polynice, en castigo de haber hecho armas contra su patria. La noble princesa Antígona se decide, con exposición de su vida, y á pesar de los esfuerzos de su hermana Ismena, á dar piadosa sepultura al cadáver de su hermano Polynice, despreciando la prohibición del inflexible tirano de Thebas. Los centinelas la sorprenden, y es llevada ante la presencia del monarca, quien la condena inhumanamente á ser enterrada en vida. Hemón, hijo de Creonte, ama con pasión á Antígona; y, rendido, suplicante y con prudentes razonamientos, impetra de su padre el perdón de la infeliz princesa, su adorada amante. Mas en vano: el déspota airado desoye la voz de la justicia y los gritos de la sangre; y ocasiona con su insensata ceguedad, además del horrendo sacrificio de la noble Antígona, el trágico fin del hijo, que muere abrazado al cadaver de su amante, y el de la triste reina Eurídice, quien se suicida también al tener noticia de la