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DE SÓCRATES

nerales preferís los varones más hábiles en el arte de la guerra, no solo á vuestros padres y à vuestros hermanos, sino por Júpiter! aun á vosotros mismos.Ese es el uso, y así conviene á la patria; replicó Mélito.-Pues entonces, dijo Sócrates, ¿no te parece digno de admiración, siendo en todos los asuntos los más hábiles considerados, no sólo como iguales, sino como superiores a los demás, que yo, por ser tenido en la opinión de algunos como el mejor en lo que es el mayor bien de los hombres, la educación del espíritu, me haya de ver por tu causa condenado á muerte[1].


  1. Los jueces, en número de 556, se dividieron en dos opiniones. Sócrates fué condenado por mayoría de tres votos, por el partido de los fanáticos. Pero Sócrates se chanceaba con la vida y con la muerte, y en lugar de pedir con lágrimas la absolución, según costumbre, les dijo con aquella amarga ironía que constituía la fuerza de sus discursos: «Atenienses! por haber consagrado mi vida entera al servicio y á la moralidad de mi Patria, me condeno yo mismo á ser alimentado durante el resto de mi vida en el Pritaneo á expensas de la República.» Los jueces que se vieron de tal modo provocados, dictaron la sentencia de muerte por una gran mayoría. (Véanse las obras citadas y Lamartine, Historia de la humanidad por sus grandes hombres.-Sócrates.)--Nada da tanta altivez como la persecución de los malvados y recita sus propias alabanzas como Epaminondas y Publio Scipión.