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LA «ANTÍGONA»

de vejez riges, como soberano, el esplendor brillante del Olimpo. Pero ¡ay! el hombre no puede gozar pura felicidad: el pasado, el presente y el porvenir se hallan sujetos á esta inmutable ley.

Antislrofa 2. a

A muchos les colma con frecuencia sus deseos la inconstante esperanza; pero también muchas veces desvanece en otros sus imprudentes ilusiones, pues se viene á introducir en el corazón secretamente, cuando está el pie próximo á pisar el ardiente fuego. Máxima célebre de un sabio es: que el mal se presenta bajo la apariencia del bien á todo aquel cuyos pensamientos quiere un dios que se encaminen hácia la perdición, y que no goce un momento de la vida, exento de pesar.

Pero hé aqui que se acerca Hemón, el menor de tus hijos. Contristado está: sin duda por la suerte de la desgraciada Antígona y por su frustrado himeneo.

CREONTE

Al punto lo sabremos con más certeza que si fuéramos adivinos.