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VII—CORO DE ISLAS GRIEGAS
Mirtos, que adulzoro con mi aliento divinal, y plegando mis alas, de hoy más, aquí aferro mis áncoras.
LAS CICLADAS
Ninfas de pies de rosa, saliamos en airoso grupo de las playas de Argólida para ver á la flotante Delos, á flor de agua yendo y viniendo raudas como ella; cuando, congelándose nuestros pies, arraigaron trasformados en ramas de madrépora; dilátanse nuestro dorso y ebúrneos pechos en asequible promontorio; penetra en nuestras venas la frialdad marina; con guirnaldas de narcisos, lentiscos y enebro nos coronamos; y, en mágica dispersión, como célicas flores en torno de la isla en que Latona dió á luz,