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CANTO NOVENO


LA TORRE DE LOS TITANES


 Maltrechos por la marejada, trepan los Atlantes á una sierra no conmovida aún por las olas. Sin esperanza de arribar á Gades, prueban, para evadirse del diluvio, á escalar el cielo. Al distar dos dedos tan sólo, la torre, hecha de sirtes y de trozos de montaña, se atierra, y, entre horribles imprecaciones, arrojan contre Dios los escombros del derruído edificio. El Exterminador impele los elementos contra ellos, y con su tajante acaba de abrir el abismo de la Atlántida en la tierra. Húndense en él los Titanes, y de su sepulcro brota el volcán de Tenerife. Envaina el Angel su espada de fuego, y remóntase á las nubes, despídiéndose de los restantes continentes hasta el día del Juicio. Resuena en las alturas un cántico de gloria al Altísimo. El Angel de la Atlántida, al restituirse al cielo, entrega al Angel de España, que de él desciende, la corona de la que fué reina de los mundos. La voz del Teyde. Terremotos en las islas atlánticas.


 ¡Hurra! tiburones y buitres; carnaje os sobra esta noche, y aun la Atlantida os sirve á pasto á sus hijos, que bregan con las olas, aunando su salvaje gritería en horrísono con los bramidos del mar.