Página:La Atlantida (1886).djvu/295

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
295
CONCLUSIÓN

de sirena que busca la cadena de otros brazos, de amor muriendo su anhelante corazón?—


El sabio, entonces, con palabra mágica, expone las verdades que, entre fábulas, en rugosos pergaminos encontró; brillantes conceptos plagia á Plinio y á Estrabón, y aduce los ensueños y recuerdos de los tiempos que fueron.


Cuenta haber visto, entre rocas del Océano, enormes troncos de nunca vistos pinos, y que, en los cantiles de la isla de las Flores, dejó la costanera oleada dos cadáveres de bermejizo rostro, reveladores de secretos de la mar.


Y, abrazándole, añade:—¡Vienes acaso tú, gigante de las postreras profecías, á unir, cual las de un manto, las puntas de la tierra? Ve, mensajero del Altísimo; quien para sacarte de las olas te dió un leño bien te dará un bajel para que de ellas saques un mundo.—