Página:La Divina Comedia (traducción de Bartolomé Mitre).djvu/333

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 301 —

CANTO SEGUNDO Al salir el sol, llega desde altamar una barquilla impulsada por las alas de un ángel, que viene desde la embocadura del Tiber, punto de partida de las almas destinadas al Purgatorio. — Las almas que conduce la barca, toman tierra y se asombran al ver que el Dante no es un muerto. — Una de las sombras, hábil músico que había conocido al Dante en vida, se acerca á éste y se entabla entre ellos un coloquio. — Cazella hace la narración de su viaje y cediendo á los ruegos del Dante, canta una canción amorosa del Poeta. — Mientras los dos Poetas y las demás sombras oyen con encanto á Cazella, aparece el austero Catón, y le reprocha el momento del olvido. — El grupo se dispersa y los dos Poetas corren despavoridos al monte.

Ya estaba junto al sol del horizonte, Que cubre con su cerco meridiano Jerusalén en su más alto punto.

La noche, opuesta en círculo lejano, Sale del Ganges con la fiel Balanza, Que al levantarse el sol cae de su mano;

Y del blanco y del rojo la semblanza, Marcando el paso de la bella aurora, Pasa al fin del dorado á la mudanza.

Aún cerca de la mar estamos ahora. Tal como aquél que piensa en su camino Con deseos, y el cuerpo se demora;

Y como vese en cielo matutino. De Marte, entre el vapor, la luz rojiza, Al ocaso bañar campo marino,