Al contacto de la espada de Martin cae en tierra la reja de la izquierda, y este se presenta amenazando al centinela que queda inmóvil. Abraza á su Señor, le cuenta todo lo sucedido, y le dice que viene á ponerle en libertad. Caen tambien los hierros de Enrique luego que Martin toca en ellos con la espada; y por otro prodigio de esta quedan sumergidos en profundo letargo los Sarracenos.
Algunas Damas, destinadas por el Soldan á la princesa Margarita, se presentan
á obsequiar al prisionero.—Enrique vuelve á caer en su primer abatimiento, no
viendo entre ellas á su amada.—Entónces
Martin, dándose importancia, recibe los obsequios á nombre de su amo.—Da gracias en seguida á las Damas, y les dice que en breve les librará también del poder del tirano.—Ellas lo dudan. Martin saca la