Con el fin de formar otra asambléa.
Un rumor se percibe semejante
Al murmurio confuso que las olas
Hacen, quando irritadas fieramente
Se estrellan en las rocas de la costa,
Y resuenan en medio de las aguas.
Toman su puesto pues, todos los Griegos,
Y se sientan por orden silenciosos.
Térsites solo hablando sin medida,
Un ruído muy terrible ocasionaba.
Nunca decir sabía sino oprobios,
Necedades é indignas groserías,
E insultando á los Reyes sin respeto,
Buscaba en su concepto lo mas apto
Para mover á risa á los Argivos.
Era, además de esto, tuerto y cojo,
Y el mas feo de quantos alli habia:
Tenia las costillas desiguales,
Y en el pecho y los hombros dos corcobas,
Y la cabeza encima puntiaguda,
Y cubierta de pelo escasamente.
Era pues, enemigo declarado
De Aquiles y de Ulises porque nunca
Cesaba de insultarlos neciamente:
Mas entonces gritando en altas voces,
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