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no intimída al suplicante infelíz y miserable, antes le aníma para llegará exponerle su necesidad, é implorar su auxilio y ampáro: la docilidad que le hace no desdeñarse de tomar consejo, que mire sin afeccion sus propios pareceres, quando le manifiestan otros mejores, y que los siga sin rubor, ni mortificar su amor propio: la vigilancia en cuidar de su rebaño como Pastor del Pueblo, que asi le llama Homero, cuya qualidad le proporciona el interno é inalterable placer de hacer felices á los que viven báxo su imperio: estas y otras muchas qualidades de que debe estár adornado un buen Príncipe, se encuentran admirablemente sembradas en los dos Poëmas de este célebre Poëta.

 Aun con respecto á la religion Pagana se descubren en ellos unas ideas muy conformes á las verdades que nos enseña nuestra santa Fé Católica. A pesar de la multitud monstruosa de los Dioses que se hallan en Homero, se vé claramente, que este Poëta reconocia un soberano Dios, superior á los demás Dioses, á quien dá el nombre de Júpiter, el qual lo gobierna todo como supremo Señor de infinito poder y autoridad sobre los demás Inmortales, y con una sola palabra puede