Página:La Odisea (Antonio de Gironella).pdf/361

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

355


De numerosa y desfrenada turba.
A poco rato con estruendo empiezan
Los cánticos, las danzas y conciertos,
Y el sol, en tanto, entre las salsas ondas
Esconde ufano su fulgor inmenso.





CANTO DÉCIMOOCTAVO.





RIÑA DE LOS MENDIGOS.[1]



Llega de la comarca otro mendigo,
Que iba por la ciudad pordioseando,
Rey de glotones, insaciable buche,
Bebiendo y devorando sin descanso,
Es al verle un coloso; mas no tiene
Ni fuerza ni vigor. Se llama Arneo
Del nombre que al nacer le dió su madre ;
Mas, de Ítaca le llaman los mancebos
Iro, porque está pronto para todos[2]
A encargarse de escritos y mensages.
Llega, y al punto quiere echar á Ulises
Del palacio, diciendo: a Salte ¡sucio!
Si ver no quieres que los pies te toman
Y te arrastran afuera; ¿no contemplas
Que todos me hacen seña que te saque?
¡Vamos! ¡de pié! y no quieras obligarme
A que tengamos que jugar de manos.»

  1. Napoleon, que admiraba á Homero, que le ponía superior á la Biblia, á Ossiao, á Virgilio, sienta que el combate de Iro y Ulises es sucio, mezquino, é indigno de un rey. Añade que el autor ha eludido el peligro dando á su héroe las espaldas de un mozo de cordel; pero que no es dado á todos los monarcas poseer un físico tal. Napoleon me ahorra el trabajo de emitir mi dictámen.
  2. De Iris, mensagero de los Dioses.