Página:La Primera República (1911).djvu/136

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siguió sublevando pueblos y afanando fondos municipales hasta regresar a Málaga, donde le recibieron con aclamaciones de triunfo. Su primer cuidado fue establecer el Cantón malagueño. No pudo conseguirlo. Quiso entablar negociaciones con el Gobierno, y como este no le hiciera caso, fue a buscar más ancho campo de acción en Cartagena.

Los intransigentes de Sevilla, imitando el ejemplo de sus hermanos de Málaga, se sublevaron atacando con ardor el Parque, del cual sustrajeron las armas inservibles y viejas que allí existían. Fácilmente se sobrepusieron a la escasísima guarnición de la plaza, y proclamaron con gran solemnidad la independencia de la provincia de Sevilla, formando la indispensable y tan acreditada Junta Provisional de Gobierno. Pero los de Utrera no se avenían a depender de Sevilla. Esta mandó contra Utrera una columna que fue rechazada en recio combate, en el cual sufrió cuatrocientas bajas entre muertos y heridos. Por la otra banda, Sanlúcar constituyó también su Cantón, nombrando un Comité de Salud Pública, y Cádiz, donde era alcalde el austero patriota Fermín Salvoechea, hizo lo propio. Siguió ardiendo por toda Andalucía el reguero de pólvora, y Osuna, Antequera, Leja, Granada, proclamaron con solemne desahogo y algarabía su santa independencia.

Aunque de mí os burléis, amados lectores, he de deciros que esta descomposición de la patria, este desorden convulsivo, traían a mi alma un regocijo intenso, porque en mi pro-