meramente, como observa muy bien el Mtro. Fr. Luis de Leon en su prólogo á este libro, se halla muy grande dificultad en todas aquellas Escrituras, «á donde se explican algunas grandes pasiones ó afectos, mayormente de amor, que al parecer van las razones cortadas y desconcertadas; aunque á la verdad, entendido una vez el hilo de la pasion que mueven, responden maravillosamente á los afectos que explican, los cuales nacen unos de otros por natural concierto. Y la causa de parecer ansí cortadas es, que en el ánimo enseñoreado de alguna vehemente pasion, no alcanza la lengua al corazon, ni se puede decir tanto como se siente; y aun esto que se puede, no se dice todo, sino a partes y cortadamente, unas veces el principio de la razon, y otras el fin sin el principio: que ansí como el que ama, siente mucho lo que dice, ansí le parece que apuntándolo él, está por los demas entendido; y la pasion con su fuerza, y con increible presteza le arrebata la lengua y corazon de un afecto en otro. Y de aquí son
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Apariencia