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LIBRO DEL CANTAR DE CANTARES.
12 despuntan las flores en nuestra tierra [1]; llegó el tiempo de la poda; el arrullo de la tórtola se ha oido ya en nuestros campos;
13 la higuera arroja sus brevas; esparcen su olor las florecientes viñas. Levántate pues, amiga mia, beldad mia, y vente:
14 oh casta paloma mia, tú que anidas en los agujeros de las peñas, en las concavidades de las murallas, muéstrame tu rostro, suene tu voz en mis oidos; pues tu voz es dulce, y lindo tu rostro.
15 Vosotros, oh amigos, cazadnos esas raposillas, que están asolando las viñas [2]; porque nuestra viña está ya en cierne.
§. III. Amor recíproco de Jesu-Christo y su Iglesia, y cómo desea esta ocultar á sus enemigos los favores que recibe de su divino esposo.
16 Mi amado es todo para mí, y yo soy toda de mi amado; el cual apacienta su rebaño entre azucenas
17 hasta que declina el dia, y caen las sombras.
- ↑ Todo esto se interpreta místicamente de la Iglesia, después que nació Jesu-Christo, flor del campo, y también de su santísima Madre, de los Apóstoles, etc. En las viñas se figuran las iglesias que luego se plantaron, aun entre los gentiles.
- ↑ Por estas raposas entienden comunmente los Padres á los hereges, haciéndoles frente y procurando inutilizar sus conatos. También puede aplicarse á los sábios del siglo, de quienes habla el Apóstol I. Cor. I. v.17 y siguiente. Y últimamente se aplica á los defectos de las almas buenas, para que cuiden de corregirlos desde el principio.