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CAPÍTULO XXIV.

33 pues así tambien, cuando vosotros viéreis todas estas cosas, tened por cierto que ya el Hijo del hombre está para llegar, que está ya' á la puerta.

34 Lo que os aseguro es que no se acabará esta generacion, hasta que se cumpla todo eso [1].

35 El cielo y la tierra pasarán; pero mis palabras no fallarán.

36 Mas en órden al dia y á la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, sino solo mi Padre.

37 Lo que sucedió en los dias de Noé, eso mismo sucederá en la venida del Hijo del hombre:

38 porque así como en los dias anteriores al diluvio proseguian los hombres comiendo y bebiendo [2], casándose y casando á sus hijos, hasta el dia mismo de la entrada de Noé en el arca,

39 y no pensaron jamás en el diluvio hasta que le vieron comenzado, y los arrebató á todos; así sucederá en la venida del Hijo del hombre.

40 Entonces de dos hombres que se hallarán juntos en el campo, uno será tomado ó libertado, y el otro dejado ó abandonado:

41 estarán dos mugeres moliendo en un molino; y la una será tomada ó se salvará, y la otra dejada, y perecerá.


  1. En la destruccion de Jerusalem, figura del fin del mundo.
  2. Como brutos animales. El verbo griego τρώγω de que se usa aquí, denota el comer de los brutos: de donde viene el verbo castellano tragar.