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CAPÍTULO V.

31 Pero Jesus, tomando la palabra, les dijo: Los sanos no necesitan de médico, sino los enfermos.

32 No son los justos, sino los pecadores á los que he venido yo á llamar á penitencia.

33 Todavía le preguntaron ellos: ¿Y de que proviene que los discípulos de Juan ayunan á menudo, y oran, como tambien los de los Fariseos; al paso que los tuyos comen y beben?

34 A lo que les respondió él: ¿Por ventura podréis vosotros recabar de los compañeros del esposo el que ayunen en los dias de la boda, mientras está con ellos el esposo?

35 Pero tiempo vendrá en que les será quitado el esposo, y entónces será cuando ayunarán.

36 Poníales tambien esta comparacion: Nadie á un vestido viejo le echa un remiendo de paño nuevo; porque, fuera de que el retazo nuevo rasga lo viejo, no cae bien el remiendo nuevo en el vestido viejo.

37 Tampoco echa nadie vino nuevo en cueros viejos: de otra suerte el vino nuevo hará reventar los cueros, y se derramará el vino, y echaránse á perder los cueros;

38 sino que el vino nuevo se debe echar en cueros nuevos, y así entrambas cosas se conservan.


    hasta las acciones mas buenas y caritativas, como eran las de Jesu-Christo, Bajo la capa de un falso celo por la perfeccion cristiana, se esconde á veces un refinado orgullo que todo lo critica, de todo se escandaliza, de todo se queja, y al fin se propasa hasta á indisponer á los inferiores contra los superiores. S. Gregorio Magno.