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CAPÍTULO XII.

47 Así es que aquel siervo que, habiendo conocido la voluntad de su amo, no obstante ni puso en órden las cosas, ni se portó conforme queria su Señor, recibirá muchos azotes;

48 mas el que sin conocerla, hizo cosas que de suyo merecen castigo, recibirá menos. Porque se pedirá cuenta de mucho á aquel á quien mucho se le entregó; y á quien se han confiado muchas cosas, mas cuenta le pedirán.

49 Yo he venido á poner fuego en la tierra, ¿y qué he de querer sino que arda?

50 Con un bautismo de sangre tengo de ser yo bautizado: ¡oh y cómo traigo en prensa el corazon, mientras que no lo veo cumplido!

51 ¿Pensais que he venido á poner paz en la tierra? No, sino desunion: así os lo declaro [1].

52 De suerte que desde ahora en adelante habrá en una misma casa cinco entre sí desunidos, tres contra dos, y dos contra tres:

53 el padre estará contra el hijo, y el hijo contra el padre, la madre contra la hija, y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera, y la nuera contra la suegra.

54 Decia tambien al pueblo: En viendo una nube que se levanta del Ocaso, al instante decís: Tempestad tenemos; y así sucede.


  1. A encender el fuego de la caridad, á destruir la falsa paz que da el mundo; á eso he venido. El Evangelio, contradecido por las pasiones, será ocasion de muchas tribulaciones. Véase Paz, Causa.