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CAPÍTULO III.

22 Así, cuando hubo resucitado de entre los muertos, sus discípulos hicieron memoria de que lo dijo por esto, y creyeron con mas viva fé á la Escritura [1] y á las palabras de Jesus.

23 En el tiempo pues que estuvo en Jerusalem con motivo de la fiesta de la Pascua, creyeron muchos en su nombre, viendo los milagros que hacia.

24 Verdad es que Jesus no se fiaba de ellos, porque los conocia bien á todos [2],

25 y no necesitaba que nadie le diera testimonio ó le informase acerca de hombre alguno, porque sabia él mismo lo que hay dentro de cada hombre.

CAPÍTULO III.
Instruye Jesus á Nicodemo. Juan Bautista desengaña á sus discípulos del concepto errado que formaban sobre su bautismo, y sobre el bautismo y la persona de Jesus. Declara que Jesu-Christo es el esposo, y él su amigo.

1 Habia un hombre de la secta de los Fariseos, llamado Nicodemo, varon principal entre los judíos,

2 el cual fue de noche á Jesus, y le dijo: Maestro, nosotros conocemos que eres un maestro enviado de


    los cuerpos de los cristianos: ¿con cuánta mas razon pudo llamar así Jesu-Chrísto su cuerpo sagrado, á que estaba unida tan íntimamente la divinidad?

  1. Psalm. III. v.6.—LVI. v.9.
  2. Conocia la debilidad é inconstancia de su fé.