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CAPÍTULO IV.

un Profeta por lo regular no es mirado con veneracion en su patria.

45 Así que llegó á Galilea, fue bien' recibido de los galileos, porque habian visto todas las cosas que habia hecho en Jerusalem durante la fiesta; pues tambien ellos habian concurrido á celebrarla.

46 Y fue Jesus nuevamente á Caná de Galilea, donde habia convertido el agua en vino. Habia en Capharnaum un señor de la corte, que, tenia un hijo enfermo.

47 Este señor habiendo oido decir que Jesus venia de Judea á Galilea, fue á encontrarle, suplicándole due bajase desde Caná á Capharnaum á curar á su hijo, que estaba muriéndose.

48 Pero Jesus le respondió: Vosotros, si no veis milagros y prodigios, no creeis.

49 lnstábale el de la corte: Ven, Señor, antes que muera mi hijo.

50 Dícele Jesus: Anda, que tu hijo está bueno. Creyó aquel hombre á la palabra que Jesus le dijo, y se puso en camino.

51 Yendo ya ácia su casa, le salieron al encuentro los criados, con la nueva de que su hijo estaba ya bueno.

52 Preguntóles á qué hora habia sentido la mejoría. Y le respondieron: Ayer á las siete de la mañana le dejó la calentura.

53 Reflexionó el padre que aquella era la hora misma en que Jesus le dijo: Tu hijo está bueno; y así creyó él y toda su familia.