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CAPÍTULO VI.
Prosigue Jesus enseñando; y trata de la limosna, de la oracion, del ayuno, Dice que no debemos atesorar para este mundo sino para el cielo: que nuestra intencion debe ser recta: que no se puede servir á Dios y al mundo, y hace ver la confianza que debemos tener en la providencia divina.

1 Guardáos bien de hacer vuestras obras buenas en presencia de los hombres, con el fin de que os vean: de otra manera no recibiréis su galardon de vuestro Padre, que está en los cielos. 2 Y así cuando das limosna, no quieras publicarla á son de trompeta, como hacen los hipócritas en las synagogas, y en las calles ó plazas, a fin de ser honrados de los hombres. En vendad os digo, que ya recibieron su recompensa.

3 Mas tú cuando des limosna, haz que tu mano izquierda no perciba lo que hace tu derecha;

4 para que tu limosna quede oculta, y tu Padre, que vé lo mas oculto, te recompensará en público [1].

5 Asimismo cuando orais, no habeis de ser como los hipócrilas, que de propósito se ponen á orar de pié en las synagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres: en verdad os digo, que ya recibieron su recompensa.


  1. En el texto griego se lee: ἐν τᾷ φανερῳ, en público: y así lo tradujo el V. Granada.