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CAPÍTULO IX.

16 Asi que no es obra del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que usa de misericordia.

17 Dice tambien á Pharaon en la Escritura [1]: A este fin te levanté, para mostrar en tí mi poder; y para que mi nombre sea celebrado por toda la tierra.

18 De donde se sigue que con quien quiere, usa de misericordia, y endurece ó abandona en su pecado al que quiere.

19 Pero tú me dirás: ¿Pues cómo es que se queja Dios, ó se enoja? porque ¿quién puede resistir á su voluntad?

20 Mas, ¿quién eres tú, ¡oh hombre! para reconvenir á Dios? Un vaso de barro ¿dice acaso al que le labró: Por qué me has hecho así [2]?

21 ¿Pues qué, no tiene facultad el alfarero, para hacer de la misma masa de barro un vaso para usos honrosos, y otro al contrario para usos viles?

22 Nadie puede quejarse, si Dios queriendo mostrar en unos su justo enojo, y hacer patente su poder; sufre con mucha paciencia á los que son vasos de ira, dispuestos para la perdicion,

23 á fin de manifestar las riquezas de su gloria en los que son vasos de misericordia, que él preparó ó destinó para la gloria [3];

24 y ha llamado á ella, como á nosotros, no sola-