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Página:La Sagrada Biblia (XIV).djvu/235

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CAPÍTULO X.

14 En razon de esto, carísimos mios, huid del culto de los ídolos [1]:

15 puesto que hablo con personas inteligentes, juzgad vosotros mismos de lo que voy á decir.

16 El cáliz de bendicion que bendecimos ó consagramos, ¿no es la comunion de la sangre de Christo? y el pan que partimos, ¿no es la participacion del cuerpo del Señor [2]?

17 Porque todos los que participamos del mismo pan, bien que muchos, venimos á ser un solo pan, un solo cuerpo [3].

18 Considerad á los israelitas segun la carne: los que entre ellos comen de las víctimas, ¿no es así que tienen parte en el altar ó sacrificio [4]?

19 ¿Mas qué? ¿digo yo que lo sacrificado á los ídolos haya contraído alguna virtud? ¿ó que el ídolo sea algo?

20 No, sino que las cosas que sacrifican los gentiles, las sacrifican á los demonios, y no á Dios [5]. Y no quiero que tengais ninguna sociedad ni por sombra con


  1. Y de cuanto se le parezca, como son los convites despues de sus fiestas.
  2. ¿No nos unimos así todos con Jesu-Christo?
  3. Cuya cabeza es Christo.
  4. Pues veis ahí cómo se podrá sospechar mal de vosotros, cuando comeis de las viandas sacrificadas á los ídolos.
  5. Y que los que participan de dichos sacrificios, comunican en alguna manera con los demonios.