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CAPÍTULO XI.

30 Si yo recibo con accion de gracias lo que como, ¿por qué he de dar motivo á otro de hablar mal de mí por una cosa de que yo ofrezco á Dios accion de gracias [1]?

31 Pero en fin, ora comais, ora bebais, ó hagais cualquiera otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios.

32 No deis motivo de ofension ó escándalo ni á los judíos, ni á los gentiles, ni á la Iglesia de Dios,

33 al modo que yo tambien en todo procuro complacer á todos, no buscando mi utilidad particular, sino la de los demas, á fin de que se salven.

CAPÍTULO XI.
Ordena que los hombres estén con la cabeza descubierta en la Iglesia, y las mugeres cubierta. Trata de la institucion de la sagrada Euchâristía, y reprende los desórdenes que se cometian al tiempo de la sagrada comunion.

1 Sed pues imitadores mios, así como yo lo soy de Christo.

2 Yo por mi parte os alabo, hermanos mios, de que en todas cosas os acordais de mi; y de que guardais mis instrucciones, conforme os lo tengo enseñado.

3 Mas quiero tambien que sepais, que Christo es el gefe y la cabeza de todo hombre: como el hombre es cabeza de la muger, y Dios lo es de Christo [2].


  1. La caridad y amor al prójimo nos obligan á no escandalizarle, y á privarnos alguna vez aun de lo que nos es lícito.
  2. En cuanto á la naturaleza humana.